miércoles, 14 de octubre de 2009

Del suspiro al ser



Dos de mis mejores amigas están embarazadas y van por el sexto mes. ¿Quiénes son ellas? Dos mujeres con realidades diferentes y expectativas que cruzan océanos. Una en cada orilla. La colombiana está feliz, orgullosa de sus mareos, echada en su cama, comiendo y obedeciéndole a su cuerpo que le demanda diez horas de sueño al día. No le preocupa. Hace cuatro meses estaba buscando un embarazo y desde la pubertad quiso ser mamá. Funciona con una lógica diferente: cuando me quejé hace par de meses de mi gordura, me dijo que no debía preocuparme, que esos kilos no eran más que la demostración de mi bienestar.

Mi otra amiga es la paraguaya. La que en marzo estaba desesperada preguntándose a qué se debería su mala suerte. La que se fumaba 20 cigarros al día y golpeaba a la puerta de su vecino el alcohólico cuando no tenía con quién tomarse unas polas. La veía tan cómoda en su vida que casi no pude creerle cuando me dijo que estaba cansada de encararla sola, de levantarse con una sonrisa para ir a un trabajo de mierda y regresar a su cama doble, a dormir sola. Estoy cansada, me decía. Y ahora, después de 23 semanas y dos días, sus dudas se despejaron. En realidad no sé si tanto sus dudas como sus incertidumbres. Tiene una certeza en la panza y problemas inmediatos qué resolver.

Una circunstancia une a mis amigas: las células se dividen con rapidez en su vientre, se duplica el ritmo cardiaco, mejoran los reflejos, aumenta la sensibilidad y el cuerpo les demanda incubar. Cada una viene de una esquina, una se fue de frente buscándolo, la otra se lo encontró. Y este es el punto en el que se juntan los caminos, creo yo, porque mis amigas venían de polos opuestos y ahora observo que sus conversaciones son monotemáticas y apasionadas: saltan del tema “qué nombre le pongo a mi bebé” al “no sabés lo que se mueve en la noche”. Los están esperando y por supuesto, los adoran. Agustina y Simón llegaron de esquinas diferentes de la existencia y ahora, la onda humana de sus mamás los hace hijos, pasaron del deseo y del encuentro a convertirse en lo más importante para estas dos mujeres.

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